Redacción
repretel.com
El papa Francisco ofició este jueves la misa del Gallo más solitaria, ante pocos fieles y adelantada en su horario para respetar el toque de queda que rige en Italia y el Vaticano debido a la pandemia, y llamó a servir a los demás huyendo de la conducta de los “analfabetos de bondad”.
“Tú que me salvas, enséñame a servir. Tú que no me dejas solo, ayúdame a consolar a tus hermanos, porque desde esta noche todos son mis hermanos” fueron las palabras con las que el pontífice concluyó su homilía de Nochebuena, en una basílica de San Pedro prácticamente vacía.
Es que el templo vaticano poco o nada se pareció al del pasado en esta fecha festiva, una de las misas más importantes del año litúrgico, si no la que más.
En esta ocasión el papa estuvo acompañado por sus concelebrantes y por unos ciento cincuenta fieles, religiosos, religiosas y residentes del Estado pontificio, todos separados y con mascarillas.