Un reportaje elaborado por The New York Times expone a Costa Rica como un paraíso para grupos dedicados al narcotráfico y menciona que los parques nacionales son puntos vulnerables donde estas organizaciones pueden establecerse.
Por su parte, el criminólogo Bryan Sandí negó, tal como dice el reportaje, que los parques nacionales sean una ‘zona de guerra’ para los extranjeros. Según su criterio, los narcotraficantes evitan el enfrentamiento con las autoridades.
Lo que sí reconoció Sandí es que las condiciones geográficas de Costa Rica son idóneas para convertirse en el mayor exportador de droga del planeta, incluso, solo por detrás de México.
El criminólogo conversó largo y tendido con el director de Matices y de Noticias Repretel, Randall Rivera, sobre los efectos del reportaje publicado por el medio de comunicación estadounidense.
Agregó que, para el tamaño del territorio costarricense, así como por su población y economía, el narcotráfico es una problemática “muy grande” donde se mueven billones de dólares.
El experto afirmó en Matices que un solo punto de venta de droga genera alrededor de un millón de colones por día. ‘Se cree que un grupo nacional maneja entre 50 y 100 puntos de venta de droga’, explicó.
Además, el invitado reveló que datos de Interpol sitúan a Costa Rica como un país que exporta al menos 50 toneladas métricas de cocaína hacia la Unión Europea, lo que equivale a cerca de 700 millones de euros al año.
“Tenemos una gran desventaja geográfica que los narcotraficantes ven como ventaja, ya que la Isla del Coco nos da una enorme extensión de mar territorial que no podemos patrullar y que otros países no tienen injerencia legal sobre ellos”, añadió.
A su parecer, los narcotraficantes saben que en el país hay leyes ‘suaves’ y que no existe una Fuerza Pública robusta ni un sistema jurídico estricto, lo que hace que estos grupos lo consideren un paraíso geopolítico para el narcotráfico.
¿Costa Rica en un abismo?
Para Sandí, estas agrupaciones estarían financiando algunos micro y macro negocios en zonas abandonadas por los gobiernos, por lo que no es de esperar que sus habitantes rompan el silencio para hablar en contra de ellas.
“Costa Rica puede caer en un en un abismo si no se trata la situación a tiempo y las consecuencias de lo que está sucediendo no solo se va a ver en el comercio de drogas, el mundo puede llegar a perder el interés en el país y ahí verse afectadas áreas como la del turismo que es uno de los principales ingresos”, concluyó.