El CEO de la compañía, Elon Musk, ya había advertido que había un 66% de probabilidades de que la operación fracasara.
La semana pasada Elon Musk había advertido que el cohete Starship podía estrellarse al momento del aterrizaje. Y estaba en lo correcto, ya que la nave explotó al momento de volver a su punto de partida en el condado de Cameron, en el estado de Texas, Estados Unidos.
El cohete, que no estaba tripulado, estaba en fase de prueba y según explicó el magnate sudafricano, solo había un 44% de probabilidades de que el aterrizaje fuera un éxito. Tal como vaticinó Musk, cuando el Starship alcanzó la posición vertical en su aterrizaje, explotó apenas tomó contacto con el suelo.
El Starship es un buque volador creado por SpaceX con la intención de que sea la nave que lleve a la humanidad a Marte. Se estima que cada lanzamiento tiene un costo de USD $2 millones, sin embargo, desde la compañía calificaron el lanzamiento como “exitoso”.
“Este vuelo suborbital está diseñado para probar una serie de objetivos, desde cómo funcionan los tres motores Raptor hasta las capacidades generales de aerodinámica del vehículo”, señalaron desde SpaceX.
Según la compañía, la causa de la explosión fue la presión del tanque del cabezal de combustible, la que fue baja durante la quema de aterrizaje, lo que provocó que la velocidad de toma de contacto fuera alta.
Sin embargo, para SpaceX no fue un fracaso, ya que obtuvieron los datos que necesitaban. “¡Felicidades al equipo de SpaceX!”, señalaron desde la compañía.
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