El pasado viernes, el candidato republicano Donald Trump reiteró su postura contra los inmigrantes, declarando que llevaría a cabo deportaciones masivas desde Springfield, Ohio.
En un discurso que rápidamente ha sido calificado como racista y divisivo, el ex presidente afirmó que los migrantes haitianos están dañando “la forma de vida” en Estados Unidos.
Esta afirmación ha generado fuertes críticas, en particular por ser contraria a los esfuerzos de las autoridades de Ohio, quienes buscan reducir el tono antiinmigración en el estado.
Durante un reciente debate presidencial, Trump abordó el tema de los haitianos con comentarios incendiarios.
Afirmó: “En Springfield, están comiendo perros. La gente que está llegando está devorando gatos y las mascotas de los residentes locales”, una declaración que generó sorpresa y burla por parte de su oponente demócrata, Kamala Harris, quien calificó sus afirmaciones como extremistas.
El medio de comunicación que organizó el debate confirmó que, tras investigar las acusaciones de Trump, no encontraron pruebas que respaldaran sus declaraciones sobre los migrantes haitianos.
Estas afirmaciones infundadas y su retórica incendiaria han dejado al ex presidente en una posición incómoda frente a millones de espectadores.
Rob Rue, alcalde de Springfield, se sumó a las críticas y pidió a los políticos que revisen su enfoque hacia los migrantes, señalando que los comentarios de Trump han causado un “giro negativo en la ciudad” y están perjudicando a la comunidad local.
El presidente Joe Biden también se pronunció sobre el tema, exigiendo que cesen los comentarios racistas del candidato republicano.
Biden subrayó que la comunidad haitiana se ha visto atacada injustamente por las declaraciones de Trump, y reiteró la necesidad de un enfoque más inclusivo y respetuoso hacia los inmigrantes en Estados Unidos.