Las huellas de la guerra contra drogas que hicieron de Miami un lugar notable por su violencia y contrabando en la década de 1980, están siendo arrasados, y sus nuevos dueños ansiosamente han inspeccionado las ruinas en busca de los últimos rastros del reinado de un gran narcotraficante.
Este martes arrancó el proceso de demolición de la lujosa mansión en la ciudad de Miami Beach, EE.UU., que perteneció a uno de los capos más importantes y peligrosos de la historia, el colombiano Pablo Escobar.
El lugar estuvo abandonado durante años tras sufrir un incendio, que quemó parte del inmueble. Christian de Berdouare, empresario estadounidense que compró la mansión por 10 millones de dólares en 2014, tomó la decisión de demoler la propiedad para encontrar los posibles tesoros escondidos por el narcotraficante más rico de la historia.
Escobar falleció en un enfrentamiento con la Policía Nacional de Colombia en 1993. Fue uno de los hombres más ricos del mundo, con un cártel que distribuyó la gran mayoría de la cocaína introducida a los Estados Unidos.