Redacción NR
Desde que inició la emergencia el pasado viernes decenas de voluntarios y cruzrojistas levantaron la mano.
Hoy esas personas de manera desinteresada son el caballo de batalla para las labores de rescate y rehabilitación de caminos. Su labor es más que sacrificada y peligrosa.
Recibir un “gracias” es algo que no tiene precio. Nada se iguala con ver a una persona a salvo.
Decenas de rescatistas están dispersos en todo el país con la única idea de evitar una desgracia y sacar a la mayor cantidad de personas a salvo.