En su habitación ya no cabe ningún banderín de futbol, los tiene hasta en los techos. Son cerca de más de dos mil banderines los que conserva y se ha convertido en su más grande pasatiempo desde hace muchos años. Coleccionarlos le hace acordar a su padre, quien le regaló su primer banderín y desde ahí no deja de comprar ninguno en cualquier cuidad o país.