La dotación de bomberos del departamento de Saint Albert creía tener bajo control el incendio. Las llamas no eran tan altas y parecía que en cualquier momento las iban a poder controlar. Pero de pronto se vieron sorprendidos por un impresionante "tornado de fuego", que se formó de un momento a otro.
Vincent Pashko, bombero desde hace nueve años, quedó apartado de sus compañeros, justo en el camino del torbellino. El calor que emanaba podía matarlo, así que debió actuar rápido. Entonces vio al Gran Lago de Saint Albert, que estaba a unos pocos metros de distancia. Corrió hacia él y justo a tiempo se sumergió. El tornado siguió su camino y se deshizo un poco más adelante.
"Cuando me di vuelta vi la inmensa tormenta de cenizas viniendo hacia mi. Podía sentir el calor sobre mi cabeza. Corrí hacia el Gran Lago y me tiré al agua para enfriarme", contó Pashko a CBC.
"Estaba en una zona segura, pero uno nunca sabe cuándo las condiciones pueden cambiar. Tuve mucha suerte", agregó.