Este fin de semana, la violencia en Costa Rica ha dejado un saldo trágico de cuatro muertes, destacándose el asesinato de un joven de apenas 14 años en Batán de Matina, Limón.
La víctima fue atacada por sicarios mientras iba en su bicicleta.
El joven se suma a la lista de víctimas de un aumento preocupante en la violencia armada. A lo largo del fin de semana, otros tres hombres también perdieron la vida en incidentes similares.
El viernes, un hombre de 31 años, identificado como Hernández, fue asesinado por su propio acompañante en San Juan de Tibás.
Esa misma noche, en La Virgen de Sarapiquí, una mujer de 44 años, apellido Zúñiga, fue asesinada a tiros frente a su casa por hombres en una motocicleta.
La violencia también afectó a un hombre de 29 años, apellidado Enriquez, quien fue atacado por un gatillero en La Carpio. Este ataque no solo le costó la vida, sino que dejó a otros tres heridos de gravedad.
Sin embargo, el asesinato del joven de 14 años resalta una crisis que va más allá de la delincuencia organizada, afectando a la juventud y a la comunidad en su conjunto.
En todos estos casos, los asesinos lograron escapar.