Es sin duda la más frecuente entre las enfermedades reumáticas. Estamos hablando de artrosis y, por lo general, el primer síntoma es el dolor que se produce tras una actividad prolongada de la articulación afectada. Empeora progresivamente y aparece incluso después de movimientos mínimos o como resultado de posturas incorrectas junto con una creciente dificultad de movimiento.
Reumatólogos aclaran las causas:
– Edad: El envejecimiento también afecta las estructuras articulares. Los cartílagos, al igual que el líquido sinovial, son cada vez menos capaces de soportar «cargas» y de renovarse.
– Herencia: no se ha demostrado que sea hereditaria, aunque está bien documentado que existe una predisposición a esta enfermedad si se tiene a la madre o al padre que la padece.
– Obesidad: el sobrepeso severo es sin duda uno de los factores de riesgo más incisivos, especialmente en las rodillas, caderas y parte lumbar de la columna vertebral.
– Algunos cambios hormonales: la falta de estrógeno ha demostrado una marcada acción promotora de la enfermedad, que precisamente por esta razón, puede afectar a las mujeres en la menopausia.
– Medio ambiente: puede considerarse una enfermedad profesional en algunos tipos de trabajo: los que utilizan el martillo neumático (artrosis de manos, codos, hombros); los que conducen camiones (artrosis lumbar); los que trabajan durante mucho tiempo con el ordenador (artrosis cervico dorsal).