La noche de ayer el Estadio Nacional fue testigo de una jornada que dejó sentimientos encontrados entre la afición costarricense.
En medio de una severa crisis climática que afecta al paÃs con lluvias torrenciales, inundaciones y comunidades en estado de emergencia, miles de aficionados desafiaron las adversidades para llenar el coloso de La Sabana al 95% de su capacidad.
Los seguidores de La Sele llegaron con la esperanza de romper la racha de cinco derrotas consecutivas frente a Panamá y avanzar a las semifinales de la Nations League.
El ambiente era de entusiasmo a pesar de la neblina que cubrÃa la cancha. Con banderas, cánticos y una energÃa inquebrantable, los aficionados se hicieron presentes para alentar al combinado nacional, demostrando que, incluso en tiempos de dificultad, el fútbol sigue siendo un refugio para la esperanza colectiva.
Sin embargo, el esfuerzo desde las gradas no fue suficiente para inspirar un resultado positivo en la cancha. Panamá, aprovechando un penal en el segundo tiempo, marcó el único gol del partido, poniendo a Costa Rica contra las cuerdas para el encuentro de vuelta.
Con ese tanto, los canaleros volvieron a frustrar las aspiraciones ticas y reafirmaron su dominio en los últimos enfrentamientos directos.
Al finalizar el cotejo, la lluvia que no cesó durante toda la noche parecÃa un reflejo de las lágrimas y el enojo de los asistentes. Las caras largas y la frustración eran evidentes mientras el público abandonaba el estadio, conscientes de que la historia reciente contra Panamá sumaba un nuevo capÃtulo amargo.
La Selección Nacional atraviesa un momento complicado no solo en términos deportivos, sino también en su conexión con una afición que, una vez más, dio todo por apoyar.
Ahora, las preguntas giran en torno al futuro del equipo y las decisiones que se deben tomar para devolverle la alegrÃa a una hinchada que sigue soñando con dÃas mejores.